«Hay gran cantidad de información que describe las alteraciones del sueño asociadas a obesidad, tales como apneas, insomnio o el síndrome de las piernas inquietas y a su vez muchas de esas patologías tienen una correlación directa con eventos cardiovasculares graves o accidentes cerebrovasculares», detalló García.
No es la primera vez que el sobrepeso y la falta de sueño son vinculados, en 2011 el experto Karl Johansson y un grupo de científicos del Instituto Karolinska de Estocolmo en Suecia llegaron a la conclusión que una dieta baja en calorías podría beneficiar a quienes sufren de apnea del sueño, enfermedad que afecta a personas con obesidad.
Los especialistas suecos evaluaron la evolución de 63 hombres con edades comprendidas entre los 30 y 65 años y un índice de masa corporal (IMC) de entre 30 y 40 (el IMC oscila de 18,5 a 24,99 y quien tiene más de 30 es considerado obeso).
De los 63 sujetos, 58 siguieron una dieta sana y baja en calorías y acudieron a un programa de orientación en el que se les daba consejos para mantener el peso alcanzado.